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jueves, 20 de diciembre de 2012
lunes, 17 de diciembre de 2012
Sueños de Luna
Sueños de Luna, nos habla de la emoción que nos brinda la
nostalgia, de la tristeza del adiós que siempre nos parecerá prematuro, de la
alegría que enaltece al ser humano. Pero también nos invita a reflexionar con
el recuerdo de aquellos que partieron incluso antes de ver la luz del sol.
Yo, por lo pronto, disfrutaré de un particular verso de este
libro mientras saboreo una taza de café, sentado a la orilla de un río de aguas
tranquilas, iluminado por los últimos rayos del sol que se esparcen como un leve
suspiro sobre mí.
“Siento
que el mar pronto despertará,
se
cubrirá de olas de cristal
y
yo encenderé una fogata
para
admirar el más bello cielo nocturno,
y
tratar de tocar la luna,
como
alguna vez lo hice,
desde
lo más alto de mi casa”.
lunes, 3 de diciembre de 2012
Te invito a visitar el blog de VidaVagabunda! donde podrás escuchar las grabaciones del programa que se trasmite los lunes a las 20hrs por www,radiomorir.com.
http://programavidavagabunda.blogspot.mx/
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lunes, 25 de junio de 2012
Su cabello huele a fresas
—¿Y qué haces aquí? Deberías estar en tu casa.
—Iba en camino a ella cuando se me atravesó un poste, por cierto ¿no anotaste las matriculas?
—Sí —sonrió—, eran d-i-s-t-r-a-i-d-o —deletreó.
Un leve silencio nos cubrió mientras trataba de reunir la palabra deletreada.
—Bástian…
—Sí…
—Sí, ¿qué?
—Tú deberías estar… en… la escuela —me mostré algo aturdido.
—Aún tengo un par de minutos… —mi embeleso no tardó en preocuparla—. Bástian… Bástian ¿Estás…?
Le hice una seña para que guardara silencio. Acto seguido la miré fijamente.
—No… No lo soy.
—No qué, Bástian…
—¿Crees que soy distraído?
—¿Qué?
—No soy distraído. ¿Por qué crees que soy distraído?
Como respuesta comenzó a reír alegremente.
—¡Oye! ¿Qué te causa tanta gracia?
—¡Tú!
—¡Ahora sí! ¡Yo me llevo los golpes y tú la diversión! Que chido, ¿verdad?
—¡Sí! ¡Ja, ja, ja!
—Lo peor es que no sé si te ríes de mí o conmigo.
—¡Contigo!
—¿Conmigo? Pues qué raro, porque yo no estoy muy feliz que digamos.
Mentí sobándome la cabeza justo donde me golpeé. Ella no paraba de reír y yo no entendía por qué pero su risa, su voz, sus ojos…, el estar con ella me hacía feliz.
—Iba en camino a ella cuando se me atravesó un poste, por cierto ¿no anotaste las matriculas?
—Sí —sonrió—, eran d-i-s-t-r-a-i-d-o —deletreó.
Un leve silencio nos cubrió mientras trataba de reunir la palabra deletreada.
—Bástian…
—Sí…
—Sí, ¿qué?
—Tú deberías estar… en… la escuela —me mostré algo aturdido.
—Aún tengo un par de minutos… —mi embeleso no tardó en preocuparla—. Bástian… Bástian ¿Estás…?
Le hice una seña para que guardara silencio. Acto seguido la miré fijamente.
—No… No lo soy.
—No qué, Bástian…
—¿Crees que soy distraído?
—¿Qué?
—No soy distraído. ¿Por qué crees que soy distraído?
Como respuesta comenzó a reír alegremente.
—¡Oye! ¿Qué te causa tanta gracia?
—¡Tú!
—¡Ahora sí! ¡Yo me llevo los golpes y tú la diversión! Que chido, ¿verdad?
—¡Sí! ¡Ja, ja, ja!
—Lo peor es que no sé si te ríes de mí o conmigo.
—¡Contigo!
—¿Conmigo? Pues qué raro, porque yo no estoy muy feliz que digamos.
Mentí sobándome la cabeza justo donde me golpeé. Ella no paraba de reír y yo no entendía por qué pero su risa, su voz, sus ojos…, el estar con ella me hacía feliz.
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