Chatea con el autor

viernes, 20 de septiembre de 2013

¡NOVIEMBRE!


HOY Y SIEMPRE AMIGOS (fragmento)

Ilustración Coffeshere


Miró de soslayo el delicado reloj de pulsera que llevaba en su muñeca. 
—¿Sabes? Ya es un poco tarde, creo que tengo que ir a casa, ya me van a estar esperando. Adiós.
Dio la media vuelta con la intención de partir.
—¡Espera! —casi grité agitando mis manos.
Ella volteó con sus ojos llenitos de interrogantes.
—No sé tu nombre —le solté sin miramientos.
—¿Mi nombre?
—Sí, quisiera saber tu nombre.
—¿No sabes mi nombre?
—No, y me gustaría mucho saber cómo te llamas —insistí amablemente, cosa rara en mí.
—¿No le has preguntado a nadie? —su voz tenía un dejo de incredulidad.
—No, es que me gustaría que fueras tú quien me lo dijera —agaché la vista acongojado.
Por unos segundos quedamos en silencio. Sus ojos grandes me miraban fijamente, sus labios parecían estar a punto de brotar en una sonrisa cuando por fin habló:
—Areli, mi nombre es Areli.
—Areli… que nombre tan bonito, hace juego.
—¿Hace juego? ¿Con qué?
Súbitamente el mundo a nuestro alrededor comenzó a evaporarse; sólo estábamos ella y sus ojos; yo y mi cuerpecito, el cual estaba a punto de derrumbarse en múltiples estremecimientos.
—Con una chica tan bonita.
Y el mundo por fin desapareció; no había ruidos, ni colores, ni tierra, ni cielo, ni casas, ni nada. Únicamente existíamos ella y yo.

viernes, 13 de septiembre de 2013





Esta ilustración la realizó Conny Hernández basada en el poema LUNA. Creo que es el más emblemático del libro, espero pronto publicar más. Muchas gracias, Conny, por tan grata sorpresa! 

sábado, 7 de septiembre de 2013

HOY Y SIEMPRE AMIGOS (fragmento)

                                                                                 Ilustración de Coffeshere



Suspiré orgulloso por mi triunfo y me encaminé a la cafetería donde mis amigos estaban. Los encontré sin más contratiempos y sin esperar a nada me senté a la misma mesa que ellos.
—¡Hola, ya llegué! —anuncié con triunfalismo.
—¡Hola! —Dijo Bástian con entusiasmo—. Pensé que no vendrías.
—Ya ves que sí.
—Sergio, ¿Y Yamileth? —cuestionó Jandy.
—No sé, supongo que se fue.
—¿Decidieron dejar sus compras para un mejor momento? —terció Javier.
—Nop, más bien cada quien se fue por su lado.
—¿Qué pasó? —preguntó Jandy con un gesto de intriga.
—Seguro ya te cortó —aseveró Bástian.
—No me cortó nadie, simplemente decidimos que nuestras vidas necesitaban otras emociones, otros aires, otros…
—Ya lo cortó —aseguró mi amigo acentuando sus palabras con las manos y con una mueca que demostraba su seguridad.
—¡Oye!
—No te preocupes, compañero —Javier me palmeó del hombro—, estás entre amigos.
—Pero, ¿cómo te sientes? ¿Estás bien? ¿Necesitas algo?
—Sí, estoy bien. Gracias por preguntar, Jandy.
—Se está haciendo el valiente —aclaró Bástian—, de seguro quiere llorar. Es un chico muy sensible.
—¡Eso no es cierto!
—Tranquilo, compañero. Todos sabemos lo complicado que puede resultar una ruptura, y más del tipo sentimental. Como te comenté hace unos segundos: estás entre amigos. Si puedo hacer algo por ti, ten la seguridad que lo haré.
—Es que todo está bien…
—¿Ven? Se está haciendo el valiente, se los dije. Por dentro estoy seguro que está al borde del llanto —se notaba que mi amigo se divertía con la situación —. Se fuerte, Sergei. Ya pronto el dolor pasara. Sabíamos que la querías mucho, que la adorabas, que sin ella ya no sabrás qué hacer. Sé que ella significaba todo para ti. La verdad no quisiera estar en tus zapatos en este momento. No puedo imaginarme el dolor que te atraviesa en este mismo instante por el corazón —¡Por favor! ¡Ya denle un Oscar a este muchacho!
—Cielos, Sergio. Siento tanto que tú y Yamileth hayan cortado —las palabras de Jandy eran las que me parecían más francas, bueno, también Javier se veía sincero. Pero Bástian me conocía muy bien y estaba gozando con mi situación. Jandy agregó—. ¿Podemos hacer algo por ti?
—Oigan, ya, tranquilos —me ayudé con mis manos para relajar el momento que se estaba poniendo muy denso—. Yami y yo cortamos, fue todo. Nadie está herido, todo está bien. Nuestra relación jamás fue para tanto, como lo dice mi “estimado” amigo Bástian —él sonrío y percibí que estaba a punto de soltar una carcajada—. Por favor, ya olvidemos eso y disfrutemos de nuestra compañía, ¿ok?
Todos asintieron aceptando mis palabras. Creyendo que el tema estaba olvidado, me uní a la degustación de un café capuchino, como el que ya disfrutaban Bástian y Jandy, ya que Javier bebía un café con leche.
—Bueno, chicos —comencé una nueva conversación después de darle un sorbo a mi bebida—, ¿y de qué hablaban antes de que llegara?
Los tres se vieron entre sí con discreción, después Bástian se rascó el cuello mirando al techo, Javier leyó el menú y Jandy bebió su café desviando la mirada hacia un lado.
—No manchen. ¡Estaban hablando de mí! —aseguré con incredulidad.